Lo primero que hago cuando me despierto por las mañanas es observar cómo está mi cuerpo. ¿Está cansado? ¿Está listo para comenzar el día? ¿Tiene tensión en alguna parte? Simplemente observo.

            Después de estar 6 u 8 horas en la cama nuestro cuerpo nos pide que lo estiremos. La sensación que yo tengo es que toda la energía de mi cuerpo se ha quedado petrificada durante la noche y necesita moverse.

Cuando pasamos mucho rato en una misma postura, en este caso, tumbados en la cama, el simple hecho de incorporarnos, nos cuesta. Nuestro cuerpo está hecho un bloque.

            De esa observación pude darme cuenta que mi cuerpo me estaba pidiendo a gritos que lo estirara.

            Pero, ¿por dónde empiezo? ¿Cómo lo hago?

            Toda la gente que conozco y que lo practica siempre me ha hablado de los beneficios del yoga y de lo bien que se sienten después de su práctica diaria.

            Pero, ¿y yo podré hacer yoga con este cuerpo? ¿Cómo voy a hacer yoga si no puedo agacharme a atarme los cordones?

            Los estereotipos que nos muestra la sociedad y nuestras propias creencias limitantes hacen que dudemos de nosotros mismos.

El yoga es apto para la mayoría de las personas. Hay yoga de distintos niveles: yoga para principiantes, para embarazadas, para niños, en una silla…Hay un amplio abanico de niveles y estilos de yoga. Te animo a encontrar el tuyo.

            ¿Sabes lo que significa la palabra yoga? Yoga es una palabra en sánscrito que significa unión. Cuando hacemos yoga estamos uniendo el cuerpo, la mente y el alma; de ahí que se obtengan tantos beneficios.

Aunque muchos piensan que es un deporte te diré que no es así. El yoga va mucho más allá. Es una disciplina completa que te ayuda a mejorar tu postura, la calidad de tus pensamientos, la concentración, la flexibilidad, la digestión y muchas cosas más.

Seguro que si buscas en Google “beneficios de hacer yoga” te saldrán muchos más, pero aquí te resumo los más relevantes para el cuerpo y para la mente.

Beneficios del yoga para el cuerpo:

• Buena respiración: Cuando practicamos yoga somos conscientes de nuestra respiración (algo que no solemos hacer normalmente). Cuando tenemos una buena respiración, nuestro estado de ánimo mejora ya que se ralentiza nuestro ritmo cardiaco y los músculos se relajan.
• Mayor flexibilidad: Gracias a las diferentes asanas (posturas), las tensiones musculares generadas por nuestra actividad física diaria se alivian. Sin darnos apenas cuenta nos sentimos más ligeros y ágiles en nuestros movimientos.
• Mejor postura corporal: El yoga ayuda a aliviar y a prevenir los dolores cervicales y lumbares provocados por las malas posturas que adoptamos a lo largo del día de forma inconsciente. Ahora con el teletrabajo más que nunca podríamos decir.
• Músculos y huesos más resistentes: Además de ganar flexibilidad, la práctica del yoga evita la pérdida de masa ósea y nos ayuda a tener un cuerpo más tonificado.
• Sistema inmunológico fuerte: El sistema inmunológico se debilita cuando aumenta el cortisol (la “hormona del estrés”). Es fácil de entender: a mayor estrés, mayor cortisol, es decir, tendremos un sistema inmunológico más débil. Y esto mismo ocurre a la inversa: cuando nuestro cuerpo se relaja, nuestro estrés disminuye, y por tanto el nivel de cortisol también baja, haciendo que nuestro sistema inmunológico sea más fuerte. Esto es justo lo que ocurre cuando practicamos yoga.
• Sistema nervioso sano: El yoga hace que el ritmo cardiaco y la presión sanguínea se reduzca. Algo que a veces es difícil de conseguir incluso con pastillas.
• Quema calorías: Dependiendo del tipo de yoga que elijamos se pueden quemar más calorías o menos. Por ejemplo, con el Vinyasa yoga el gasto calórico es mucho mayor que con el Hatha yoga.

Beneficios del yoga para la mente

• Aumenta la confianza en ti mismo al ver que poco a poco tu cuerpo va ganando en flexibilidad y resistencia.
• Mayor control de nuestras emociones.
• Reduce los niveles de ansiedad y estrés.
• Mejora la calidad del sueño.
• Mejora la capacidad de concentración.

El yoga nos trae al momento presente, el único lugar donde la vida existe.

Me parecen increíbles todos los beneficios que se pueden conseguir, ¿no crees?

¿Cómo empecé yo a hacer yoga?

            A mí la pandemia me ha traído muchas cosas buenas, sobre todo a nivel personal.

A mí la pandemia me ha hecho PARAR.

Y después de los muchos altibajos que conlleva el estar en casa (y en familia) 24 h durante muchos días seguidos, sentí la necesidad de tener MI espacio y MI momento. Ahí fue cuando descubrí esta forma de vida entre otras muchas cosas.

Puse en Google “mi primera clase de yoga” y apareció Xuan Lan . Tan fácil como eso. A partir de ese momento fue sólo cuestión de constancia para convertirlo en mi rutina diaria.

Jennifer, de Naturalmente Mediterraneo también lo practica desde hace 4 años. Aquí os dejo su experiencia.

En Enero de 2017, uno de mis propósitos para el nuevo año fue “curar mi espalda haciendo yoga o pilates”.

He sufrido dolor de espalda la mayor parte de mi vida pero nunca he sido capaz de ir con regularidad a clases después de estar todo el día trabajando.

En Mayo de ese mismo año alguien me sugirió probar a hacer yoga por mí misma en casa con Adriene Mishler y su canal “Yoga con Adriene”. Comencé con su reto “30 días de Yoga” y desde entonces, y esto hace ya cuatro años, no he parado.

Al principio fue realmente un reto para mí. Lo recuerdo como algo muy difícil. ¡Era incapaz de entender que la postura del perro boca abajo fuera una postura de descanso! ¿Cómo iba a descansar en esa postura si me costaba horrores hacerla? Ahora me fluye con normalidad y es una de mis asanas preferidas.

Desde que comencé con esta disciplina he practicado yoga con varios profes y varios estilos como: Hatha, Yin, Iyengar, Vinyasa, Kundalini y cada año hago un retiro precioso de Yoga Integral.

Pero, ¿Cómo es mi día a día?

Cada mañana sigo practicando esta disciplina física y mental con Adriene de forma online, con mi propio horario, en mi propio salón y a veces incluso en pijama. Es lo primero que deseo hacer en cuanto me levanto. Incluso cuando viajo, la esterilla siempre viene conmigo y desde mi teléfono sigo las clases.

Nunca más he tenido dolor de espalda.

Sinceramente creo que todo el mundo puede hacer yoga. Sólo tienes que encontrar a un profesor o profesora que realmente te guste, que sus clases se adapten a ti y empezar a disfrutar de los beneficios.

            Como ves, el mundo del desarrollo personal y del autoconocimiento es siempre una cuestión de autoobservación y autoescucha. El siguiente paso, poner acción, y el tercero, ser constante.

“Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”: (Mahatma Gandhi)

¿Tú también practicas yoga?

¿O tal vez te gustaría empezar pero no encuentras el momento ni la forma de hacerlo?

Cuéntanos en comentarios. Seguro que son de ayuda para otras personas.

Namasté